domingo, 11 de abril de 2010

LOS SCOUTS ADULTOS Y LA PROMESA.

Interesante reflexión sobre los Scouts Adultos y La Promesa.
Extraido del portal de AISG ESPAÑA, www.aisg.es

El escultismo es un movimiento mayoritariamente juvenil. Cuando ingresas en un Grupo con edad de lobato, tropero, incluso esculta o rover enganchas rápidamente con las actividades y las vivencias que te proporciona este nuevo círculo de “iguales”. La mayoría de las veces decides pronto que quieres ser uno más y los demás lo reconocen ofreciéndote la posibilidad de realizar la promesa scout.

La ceremonia de la promesa es como un pequeño ritual de pertenencia al grupo, la pañoleta evidencia que ya eres uno más y al pronunciar la fórmula de la promesa vives un antes y un después en tu trayectoria escultista. Todos recordamos en que excursión, en qué lugar y junto a qué amigos vivimos ese día, por muchos años que hayan pasado.

La huella scout generalmente perdura, aunque la vida adulta te separe definitivamente de tu Grupo y tus antiguos amigos y amigas no formen parte de tus redes sociales actuales. Las vivencias scouts te acompañan a lo largo de la vida y surgen o se manifiestan en situaciones nuevas, aunque no tengan ninguna relación con el escultismo. Yo siempre suelo reconocer en mi círculo de conocidos y compañeros actuales a las personas que en alguna etapa de su vida han pasado por los scouts. Se nota en pequeños detalles que delatan los trazos más consistentes de la personalidad de alguien: generosidad y hospitalidad, ser animoso ante los problemas, respetar la naturaleza, sentirse comprometido socialmente, saber trabajar en equipo o liderar y dinamizar grupos. Son como talismanes de identidad que nos ayudan a distinguirnos. Y es que, en realidad esas personas siguen siendo scouts aunque se hallen totalmente desvinculados de cualquier grupo o asociación. Sin embargo también es frecuente encontrar personas que sin haber tenido ningún contacto con el escultismo manifiestan un estilo de comportamiento scout en las tareas que desempeñan en la sociedad. Esto para mí tiene bastante más mérito ya que se supone que ese estilo de vida lo han forjado de manera intuitiva en su carácter. Muchos de ellos, cuando de manera accidental contactan con el escultismo a través de algún proyecto que les interese especialmente o a través de sus hijos o hijas, se sienten rápidamente identificados con el escultismo y deciden dar ese paso adelante en el compromiso. Hacer la promesa scout cuando eres adulto tiene unas connotaciones diferentes, aunque en lo básico es idéntico a cuando eres un chaval. El niño se compromete a ser parte activa del grupo y a vivir de acuerdo a la ley scout. El adulto generalmente cumple y vive la ley scout sin conocerla. En este caso su promesa se basa más en la adhesión que esta persona muestra a los principios scouts y en una fuerte dosis de compromiso social en la edad madura. Es la confirmación de que se siente alguien de los nuestros y desde fuera llama a nuestra puerta para ofrecer sus peculiaridades y experiencias. En este caso el neófito aporta un valioso aire fresco al grupo, ya que sus aportaciones realizadas desde una perspectiva externa nos hacen mejorar y reconducir el sentido y la razón de ser del escultismo en la edad adulta.

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